Revista Movimiento Nacional

Pensamiento, Discusión y Cultura

Lo claro y lo tenebroso en el escenario de la historia

Lo claro y lo tenebroso en el escenario de la historia

Alexander Sothman [1]

La historia y la vivencia de su temporalidad ofrece a la conciencia una escenario donde un sin fin de figuras pueblan el escenario de la historia y van cambiando la escenografía y los personajes. Sin embargo, uno como espectador tiene la intuición de “esto ya lo vi” o “mira que novedoso lo que está pasando”. A su vez, mediante una lectura crítica  podemos ver  “detrás de las bambalinas” como el escenario se complejiza y permitiendo citar al filósofo Rodolfo Kusch:

Se diría que historia no desplaza su acontecer sobre la línea infinita del tiempo, sino, como expresa el término Pachacuti, se desplaza más bien sobre un esquema de hombre, pero en lo que realmente es hombre, como lúcido y no lúcido, en una totalidad que incluye lo claro y lo tenebroso, y siempre a nivel de una comunidad que supo asumir su sacrificio”.[2]

A lo que luego profundiza como un “exceso de lucidez” en las lecturas de la historia que nos construimos a nosotros mismos.

Ahí comprenderemos recién que una Revolución Francesa tenía que ocurrir porque era imprescindible recobrar la parte lúcida de hombre, pero también comprenderemos que un Tupac Amaru, o un levantamiento cualquiera de indios, también es imprescindible porque es preciso recobrar la parte no-lúcida del hombre. Y si la historia oficial no registra esto último será simplemente que peca por exceso de lucidez, y eso también se paga en algún momento”.

La pregunta que surge ante esto es ¿En qué estamos teniendo exceso de lucidez? ¿Qué está pasando “detrás de las bambalinas” de nuestra historia? Estas preguntas recorren nuestras calles bajo las habladurías de “esto ya lo viví” y quizás el pecado que se paga en algún momento es el obrar de mala fe y dejar que la historia vuelva una y otra vez a ser primero una tragedia y luego una farsa aceptada a viva voz.

Revisionismo y lucidez

En múltiples entrevistas Juan Domingo Perón expresó un revisionismo que pone entre paréntesis y corrige la dicotomía civilización (lucidez) y barbarie (tenebroso) como categoría de análisis de nuestro estar americano. Por el contrario, vuelve a punto de retorno y nos invita a ver un punto quiebre en la irrupción de nuestra historia y del intervencionismo imperialista que alteró el proceso  independentista de una nación justa, libre y soberana que empezaba a buscar su camino para organizarse desde la idiosincrasia cultural de su pueblo.

https://www.youtube.com/watch?v=WM-zPxEcHqA

En este comienzo, previo a la conformación de categorías sesgadas, se encuentran los principios que operan como lecciones que se repiten en la puesta en escena de nuestro proyecto independentista y de liberación.

Nuestro legado y sus lecciones

En esta instancia entre la conformación de un imperio sobre el otro. Nuestro territorio vivió el proceso de las reformas borbónicas y el proceso de independencia liderado por el Cabildo de Buenos Aires, convertido en centro del Virreinato del Rio de la Plata en 1776.

Las reformas borbónicas significaron una fragmentación de esta unidad territorial y matriz cultural construida por siglos. En una primera aproximación se destaca la crisis fiscal que España atravesaba  al perder  grandes reservas de oro y plata, tomando deuda externa con otros bancos europeos para financiar sus conflictos militares. Es decir había una crisis de deuda y el ajuste se realizó en lo fiscal. A esto se suma que tanto España y sus Virreinatos no contaban con el desarrollo industrial, como era el caso de Inglaterra. Cuya financiación se encontraba limitada ante este ajuste fiscal sobre los Virreinatos. Pero que ante esto igualmente se incentivó  la flexibilización y desregulación del libre comercio entre los puertos de los Virreinatos. Lo cual amplió la capacidad del tráfico ilegal de mercaderías que venían de los países con desarrollo industrial y que necesitaba ubicar sus producciones. Es decir una apertura de importaciones. El caso paradigmático eran los productos derivados del cuero y todo lo referido a lo textil. También se trató de una reforma administrativa que centralizó las decisiones y limitó las autonomías regionales de cada Virreinato. A su vez se expulsó a las órdenes Jesuitas en 1767 por parte de las Monarquías absolutistas de Europa, incluidos los Borbones. Esta orden sacerdotal había instalado en el virreinato un poder institucionalizado en reducciones indígenas, estancias y universidades (en nuestra caso la universidad de Córdoba) y organizado a las poblaciones guaraníes en las zonas fronterizas ante la amenaza de las colonias portuguesas y sus invasiones.

Estas reformas significaron un cambio en la territorialización política, en la reforma del poder estatal conformado de acuerdo a la vida diaria de los habitantes de sus virreinatos, crisis de deuda, ajuste fiscal y atraso tecnológico para asegurar la independencia económica. Esto tuvo como consecuencia el atraso tecnológico, fragmentación y desorganización territorial. Esto motivó los procesos de independencia quienes desconfiaban del poder centralizado desde España. El cual tampoco los podía defender militarmente, como sucedió en las invasiones inglesas de 1806 y 1807, junto a las posibles invasiones portuguesas desde el actual Brasil y desde donde operaba la Cancillería británica  bajo el mando Lord Strangford.

El último elemento para garantizar la desorganización fue intervenir desde la vida privada de la política bajo la instauración de las logias en las elites urbanas. Ya que el espacio de lo público, del saber y del poder,  era desde las universidades y los cabildos devenidos juntas de gobierno y la conformación de las milicias populares en ejércitos regulares  que conducir los “éxodos” o al pueblo organizado en armas y liderados por los primeros conductores políticos como Manuel Belgrano,  José Gervasio Artigas y Martín Miguel de Güemes.  Por el contrario, las logias bajo fines revolucionarios y de promoción de las ideas de la revolución francesa; terminaron confrontando con la tradición territorial y desde cierto Ideologismo buscaron repetir el error de los antiguos reformistas borbónicos. Es decir, la centralización de las decisiones y de los beneficios económicos, bajo las ideas o modelos de gobierno foráneos; pero que se imponen unilateralmente  de manera  necia. Esto generó el  enfrentamiento con las propuestas confederadas de los nacientes caudillos federales que buscaban velar por el desarrollo y cuidado  de sus territorios.  

A modo de síntesis, y ante cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia, este punto de origen propuesto por Juan Domingo Perón nos invita a recorrer la línea colonial hasta hoy y detectar cómo se repite la tragedia y la farsa de nuestra dependencia.


[1] Profesor de filosofía, Delegado UPCN

[2] https://asociacionfilosofialatinoamericana.wordpress.com/wp-content/uploads/2018/12/kusch-el-miedo-y-la-historia.pdf